El de Christian Dior sigue siendo uno de los desfiles más
esperados y este año ha presentado de la mano de su Director Creativo Raf
Simons, una colección minimalista en donde predomina el blanco y negro. Memory
Dresses presenta una mujer elegante y en ocasiones, también desenfadada con
prendas donde se adivina la influencia de Warhol en toques modernos y llenos de
color. Una colección absolutamente ponible.
Sin embargo, me
siento defraudada por esta firma que de nuevo nos ha presentado un desfile de
esqueletos. Me parece un tremendo error vestir a estas modelos con prendas que automáticamente
van a desmerecer ante los ojos del gran público ya que tan solo la visión de
sus cuerpos esqueléticos, pálidos y rozando lo enfermizo lo primero que dan son
grima. Una repulsión que resta protagonismo a tan bellas obras que tanto
esfuerzo llevan a la casa. Por otro lado, estas modelos no representan ni a sus
compradoras finales ni a una mayoría de la sociedad por lo que la modelo elegida
no nos muestra como sentaría dicha prenda. Les recuerdo a todos los diseñadores
del mundo que las mujeres que compran sus colecciones tienen carne, pechos y
culo y que por lo tanto, tienen que vestir unas redondeces propias del género
femenino y de la condición humana.
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